El amor es una de esas emociones que conocemos desde muy pequeños, y una de aquellas que primero nos intentan enseñar. Es un sentimiento que puede despertar en todos los seres humanos, y por tanto es innato, pero muchos factores van cambiando la forma en la que lo vemos y lo interpretamos a lo largo de nuestra vida. La educación que recibimos, las experiencias que tenemos, el contexto y las relaciones que vemos con los años, la visión cultural del amor… todo ello hace que el amor progresivamente sea algo que por una parte se siente que se necesita, y, por otra parte, se teme (por el miedo a sufrir por él).
A lo largo de los últimos años, sobre todo en la cultura más occidental, se ha ido creando un modelo de amor que llamamos el amor romántico, que idealiza las relaciones donde la entrega es total a la pareja y la relación se convierte en lo más importante para quienes la forman. Se caracteriza por una dependencia emocional hacia el otro y la necesidad de estar con él sea como sea, haciendo que se perdone o justifique todo y se entre en ciclos de ansiedad ante la posibilidad de cualquier tipo de separación.
Esta forma de ver el amor ha llevado a lo que se denomina como mitos del amor romántico, que serían las creencias sobre el amor que, de forma consciente o inconsciente, se aceptan como verdaderas y producen una distorsión de la realidad, influyendo en nuestra toma de decisiones y generando un nivel de expectativas tan alto que normalmente genera mucho sufrimiento a la persona. Esto suele ocurrir porque esa idealización de la pareja y de la relación conlleva el mantenimiento de relaciones tóxicas que hacen que nos olvidemos de nosotros mismos como individuos y acabemos dejando atrás la independencia solo por querer a alguien.
Vamos a comentar algunos de los mitos sobre el amor más conocidos y más asentados en nuestra sociedad y porqué deberíamos trabajar para no interiorizarlos en nuestras relaciones:
- “El amor lo puede con todo”: el amor es una emoción, y como tal, no puede ser incondicional. Las emociones dependen de las condiciones en las que se den, y el amor no justifica los malos tratos, la violencia, el egoísmo, la desigualdad o los celos. Las relaciones requieren mucho más que una emoción para mantenerse: respeto, confianza, comunicación, buenos tratos… Sin ellos, el amor no sirve.
- “El amor es para siempre”: como emoción que es, el amor evoluciona, va y viene. Al igual que a veces viene solo, también se va sin avisar. Y lo que uno ama no se puede controlar, pero lo que hacemos con ese amor sí. Se debe cuidar las relaciones en el presente, deseando un futuro juntos pero sin sufrir para que se dé, incluso cuando las condiciones no lo permiten. A veces debemos dejar ir al amor para ser felices.
- “Los que más se pelean son los que más se desean”: posiblemente uno de los mitos sobre el amor más dañinos que hay, ya que se utiliza como excusa para comportamientos violentos y abusivos en nombre del amor. Insultos, peleas, golpes, ataques de celos y de dominancia… nada de eso se hace por “amor”, sino por posesión, y es importante identificarlo como tal para no ser víctimas de abuso dentro de nuestras relaciones.
- “Del amor al odio hay un paso”: se suelen considerar el amor y el odio como dos caras de una misma moneda, pero no es así. Cuando tú amas a alguien, independientemente de las circunstancias, buscas su felicidad y bienestar, sea contigo o sin ti. La necesidad de hacer daño y ver sufrir a alguien que dices que “amas” no es normal ni real.
- “Si me deja de querer, me quedo solx”: cuando empezamos una relación de pareja, es lógico pasar tiempo con ella, compartir intereses y espacios. Sin embargo, siempre debería implicar un autocuidado y dos vidas independientes que deciden compartirse, no la fusión de dos personas para vivir una sola vida. Es importante alimentar nuestros círculos porque, aunque las rupturas duelen, siempre tenemos el resto de nuestra vida para tirar hacia delante.
Existen muchos más mitos en relación al amor romántico que dañan nuestras relaciones y bienestar día a día. Es importante aprender a identificarlos para poder dar señal de alarma cuando los veamos y gestionar el daño que nos pueden estar causando. El amor debería ser libre, abierto y diverso, debería implicar cariño, diversión y confianza, y aunque es inevitable encontrarnos con obstáculos en el camino, no debería nunca ser sinónimo de sufrimiento, dolor o miedo. Disfrutad del amor con seguridad y sin culpa.