Como en todos los inicios de año, la constancia se vuelve uno de los propósitos más pedidos para los meses que se nos vienen por delante. Buscamos empezar a ir al gimnasio (¡y no dejarlo esta vez a las dos semanas!), comer mejor, ver más a nuestros amigos o hacer más tiempo para nosotros.
Sin embargo, parece que lo más complicado no es empezar, sino mantenerse. Con el ritmo diario de nuestras vidas, entre trabajar, cuidar de nuestros hijos o desplazarnos de un lado a otro parece que nos faltan horas en el día para conseguir todo lo que buscamos, y siempre tenemos que ir dejando algo atrás. Normalmente esto nos crea una insatisfacción muy potente porque, ¿de verdad otro año más no voy a conseguir lo que quiero?
Muchos de los problemas con los propósitos de Año Nuevo vienen de dos puntos fundamentales: o nos ponemos demasiadas metas, o son metas irrealistas dentro de nuestro estilo de vida. Normalmente las partes más básicas de nuestra vida se mantienen estables cuando comienza el año, por lo que buscar multitud de cambios y cada uno más drástico que el anterior suelen ser incompatibles con nuestro ritmo de trabajo o de vida personal.
Es por eso que los trucos para ser constante están muy relacionados con la forma y planteamiento de las metas que nos ponemos. Algunos trucos para conseguir esos cambios vitales que buscamos este año son:
• Plantea metas realistas, adaptadas a tu estilo de vida, y cuantas menos mejor: busca dos o tres metas que realmente quieras mejorar este año, y busca la manera más adaptativa de ponerlas en marcha. Todos tenemos ciertos recursos y limitaciones que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, si tu horario de trabajo no te permite ir al gimnasio de lunes a viernes, proponte ir solo tres días a la semana.
• Fija objetivos dentro de las metas: las metas muchas veces requieren tiempo, energía, y muchos pasos por cumplir antes de conseguirlas. Cuanto más concretos sean estos objetivos, mejor forma de medir si se están cumpliendo o no, así que busca objetivos intermedios claros y sencillos. Por ejemplo, “ir al gimnasio 3 días por semana durante al menos un mes”.
• Se consciente de cómo vas a conseguirlos, crea un plan de acción: si se va a ciegas, normalmente el caos impide obtener lo que buscamos. Piensa en cómo será la mejor forma de poner en marcha tus acciones para que te lleven a lo que quieres. Por ejemplo, mirar si te viene mejor ir al gimnasio por la mañana o por la noche, estar una hora o 45 minutos…
• ¡Los logros han de celebrarse (aunque sean pequeños) !: si solo vemos los fallos y los errores, es inevitable hundirse. Celebra las pequeñas victorias y no dejes que un “fallo” te haga creer que no puedes conseguirlo. Refuerza lo conseguido día a día, porque cada día es esfuerzo que merece recompensa.
Una de las cosas más difíciles en relación con la constancia en conseguir retomarla cuando se falla (inevitablemente). Porque no somos perfectos y en algún momento tenemos que faltar un día al gimnasio, o cenar más de la cuenta, o quedarnos un fin de semana en casa descansando. Retomar los hábitos después de esas caídas es muy complicado porque lo damos por perdido, y nos autoexigimos la perfección: y cuando no se da, pensamos que ya está perdido.
La constancia se mantiene y se retoma. Implica fallar y volver a forzarse a conseguir lo que buscamos, sin culparnos por los fallos y buscando el hábito, no la perfección. Por lo tanto, no te pongas fechas límite para ver resultados ni pienses que tu camino ha de ser perfecto. Confía en las subidas y en las bajadas y en tu capacidad de mantenerte constante.
¡Feliz año a todos!