Un hábito de estudio es el modo en el que un estudiante se enfrenta a sus tareas académicas de forma diaria. Es una costumbre o rutina natural de realización de tareas relacionadas con el estudio y el aprendizaje, con el fin de mejorar el rendimiento académico. Consistiría en ir organizando el tiempo, espacio y técnicas empleadas para el estudio hasta conseguir incorporar el hábito en nuestra vida diaria.
Porque, como cualquier otra rutina, el hábito de estudio no viene de la persona, es una conducta que se tiene que adquirir mediante su realización y adaptación. El hábito contribuye a un ahorro de esfuerzo a largo plazo, porque hace que aprendamos más rápido y nos cansemos menos al hacerlo, aumentando la productividad.
Algunas formas que tenemos de ayudarnos a construir un hábito de estudio adaptado a nuestra forma de vida son:
• Organización de un horario regular de estudio, el mismo tiempo y momento del día. Es importante elaborar un horario realista, priorizando las tareas importantes y sabiendo cuando reservar otras para otro momento. También es recomendable realizar al principio las tareas que menos gusten, porque seguro serán las más complicadas de realizar y cuando se terminen el resto parecerán más sencillas.
• Lugar adecuado: crear un ambiente de estudio que sea tranquilo, sin ruido e iluminado (mejor si es luz natural).
• Respeto de los ritmos circadianos y tiempo de descanso/ocio: si los horarios lo permiten, encuentra en qué momento del día eres más productivo y crea el hábito de estudio en ese tiempo (mañanas, tardes o noches). También se debe crear tiempos de descanso entre las horas de estudio, y observar cuanto tiempo seguido se puede rendir antes de empezar a distraerse. Si conseguimos concentrarnos solo 30 o 45 min, podemos hacer varios descansos cortos después de ese tiempo y luego volver a retomar el estudio. Además, es importante dejar libres días de la semana para acudir a nuestro ocio, salir, y socializar.
Algunos errores a la hora de estudiar son:
- Tener el móvil cerca y estar pendiente de él.
- Dejarlo todo para último momento, impidiendo que la organización haga su función.
- Realizar varias tareas académicas simultáneamente, haciendo que no nos concentremos en una en particular y ambas puedan quedar sin terminar.
- No realizar descansos periódicamente e intentar estudiar de forma continuada durante horas.
- Hacer algo más que estudiar mientras lo hacemos: comer, ver series o jugar es incompatible con poner nuestra atención en la tarea. Hay personas que pueden escuchar música mientras estudian y de hecho les ayuda, pero si no es tu caso, tampoco es recomendable.